domingo, 31 de julio de 2011

Summer tale IX


¿Qué impedía a las esculturas-realmente-vivas seguir aquel camino, el que acababan de encontrar? ¿Acaso el hecho de permanecer vivas, de buscar personajes nuevos, de vivir distintos escenarios desde la perspectiva de una mirada de pétrea ausencia de indiferencia? ¿Eran acaso el recuerdo de las silenciosas estatuas del invernadero-museo, la compañía de lo conocido desde el inicio de la existencia? Era la locura. El deseo de vivir locas y no morir cuerdas.

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