domingo, 28 de agosto de 2011

Lágrimas en la lluvia

Tears in the rain
Los ojos de la calle están hinchados de llorar. La soledad de los paraguas en un mundo en contra. No hay pilares que resistan el peso de las nubes. Las baldosas tocan balada de suicidio. Y la gente no deja de pasar ebria de indiferencia.
Street eyes are swollen after crying. Umbrellas loneliness in a world against. No pillar can bear the clouds burden. And that old instrument on the floor plays a suicide ballad. People passing by while drunk with indifference.

lunes, 22 de agosto de 2011

Liffey

And the river is whispering, mute, and the screen shattered. Now, I am inside, smelling the Liffey. I am not Ophelia, nor a leaf on John Everett Millais' palette, but the river is deep, and the stones at the bottom greet my silence.
Y el río está susurrando, callado, y la pantalla se hace añicos. Ahora, estoy dentro, oliendo el Liffey. No soy Ofelia, ni una hoja sobre la paleta de John Everett Millais, pero el río es profundo, y las piedras del fondo dan la bienvenida a mi silencio.

domingo, 21 de agosto de 2011

The swan

My dear swan, my childhood is back, just for a moment or not, for ever. And ducks speak. From Dublin.
Mi querido cisne, la infancia ha regresado, por un instante o no, para siempre. Y los patos hablan. Desde Dublín.

Sabia voz, Luis Cernuda

"Qué triste te pareció entonces tu propia religión. [...] ¿Por qué se te enseñaba a doblegar la cabeza ante el sufrimiento divinizado, cuando en otro tiempo los hombres fueron tan felices como para adorar, en su plenitud trágica, la hermosura."
Luis Cernuda
El poeta y los mitos
Ocnos

viernes, 12 de agosto de 2011

Bridges


Where do the bridges we do not go over take us to?
¿A dónde nos llevan los puentes que no cruzamos?
Y la historia no deja de comenzar.

jueves, 11 de agosto de 2011

Dublin


El autobús avanzó hacia el aeropuerto, tal vez, con nosotros dentro, pero los ojos se quedaron atrás, descoloridos, se sentaron a desayunar frente al GPO, y miraron la estatua de Joyce pasar, con una maleta, hacia el aeropuerto también, caminando el tiempo, lloviendo la distancia entre los muertos que no saben que no están entre los vivos, o puede que estén más vivos, sí, más vivos, que los esqueletos desorientados por la rutina, embriagados de ruido y glotones habitantes del desconsuelo. Seguimos desayunando aunque el plato estuviera, como siempre había estado, vacío. Engullimos aquella tilde que se había derrumbado por el traqueteo del autobús que huía de la vista. Y Dublín quedó hermanado con la universalidad de las palabras mudas. Sin ruidosa a veces tilde. En un plato lleno de ausencias.

lunes, 1 de agosto de 2011

Summer tale in Stockholm X

Tal vez ahí encontraría su sitio. Sin huir, sin buscar un lugar, simplemente hallando el sitio para una estatua con vida. Lejos de gente hablando sin escuchar, de palabras que pretenden imponer un significado, sin importar más que esa acepción, protegiendo la piedra que guarda una intimidad a la que toda estatua, viva, tiene derecho -¿qué son los derechos?- a su escondrijo entre sus poros. "Vamos a...", "Hay que..." se dicen sin escuchar los escultores, sin ver que la piedra, que la estatua está viva, viva, aunque le falte el aire, viva, y lo único que busca es el silencio, de la piedra, de hojas repletas de un diccionario, de miles de oídos, y bocas cerradas, mientras otras hablan o no, escuchando, deleitándose con, el silencio, de un resquicio, aunque incluso ahí cueste respirar, cuando sobre la piedra, de una estatua viva, se posan las palabras sin significado. Por fin llegaron los personajes a la estación. Por fin la estación está vacía, de seres reales.