lunes, 18 de julio de 2011

Cuento de verano: Summer tale in Stockholm IV

Las puertas estaban abiertas, y decidimos quedarnos siempre fuera, en el hueco de los muros, pisando las hojas secas, intentando no herir la hierba, y decidimos quedarnos, en lo abierto de los muros, en sus grietas de silencio, en sus gritos mudos, en su invisible belleza, la belleza de sentir que habla la hierba, que ni las puertas ni los muros chirrían, y decidimos quedarnos, cerramos las puertas del regreso, a la fealdad de las correas de la rutina.

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