domingo, 1 de marzo de 2009

I want to be a drag queen

¿Alguien quiere ser una drag queen conmigo? Supongo que no, no hay un grupo que me secunde, no está de moda, no se hace por sistema, porque lo dicte la época del año o la fuerza política o simplemente el sistema reproductor, tener ovarios o no tenerlos vaya, cuestión de tipos de gónada. Pues bien, quiero ser una drag queen ¿alguien tiene algo que decir? Probablemente: cuando en la escuela se imponía jugar al balonmano para competir con otros colegios y pasárselo bien, no me gustaba, pero era lo que tocaba, y no lo hacía. Después tocó la época en que estaba muy delgada y no quería salir por sistema los fines de semana. Palabras de nuevo. Después tocó qué sé yo que no quería, pero era lo que hacía la gente de mi edad. Ahora toca estar no tan delgada y, entonces, unido a la edad, a los ovarios, y al estado civil, se supone que es porque he de estar embarazada. Es febrero, o marzo, y por una costumbre que los místicos relacionan con algo que llaman ¿cómo, cuaresma? y los también místicos pero en otro sentido más pagano, más céltico o lo que quieran, tienen derecho, faltaría más, relacionan con la celebración de haber superado los rigores del invierno, por esas costumbres toca disfrazarse, y si no ¡qué sosa, qué delgada, qué gorda, qué rara, qué estirada, qué loca, qué intelectual de pacotilla, qué caprichosa, qué dominante, qué más da!
Quiero ser una drag, y no tener hijos porque sea mujer, y estar gorda o delgada, fea o guapa -siempre hay limitaciones-, leer El niño con el pijama de rayas, aunque digan que es un bestseller, leer a Seamus Heney en inglés en el autobús, escribir como si fuera un anuncio de compresas o quedarme callada cuando no me apetece hablar y prefiero escuchar.
Ya estoy harta de que se permitan opinar de lo que uno hace o deja de hacer, aunque hasta eso se me achaque, debería estar siempre callada. No me meto con nadie, no le digo a nadie lo que tiene que hacer. Ya está bien. Si, al final siempre he hecho lo que he querido, como todo el mundo, más o menos, pero es que ese martilleo incesante de opiniones me tiene taladrado el cerebro. Ya no sé lo que soy, y a veces ni siquiera lo que quiero. De esto estoy segura, quiero ser una drag, o la niña de Miss Little Sunshine, o su tío que se ha querido suicidar, o su hermano que quiere ser piloto y es daltónico. Sé que sobra decir todo esto, que son palabras dichas atropelladamente en un momento en el que por algún lado tiene que salir la máscara. Tal vez sólo sean lugares comunes, sólo sean tonterías de alguien que no es ni alguien. Pero prefiero ser nadie a que me digan lo que tengo que ser. Me quedo sin aire, y lo necesito para mover los tacones que palpitan, o los zapatos bajos que llevo a diario.

1 comentario:

Ch dijo...

Poema del Autor/a: Mario Benedetti


Nombre del Poema: Estados de ánimo



Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.