¿Habrá algo más digno de admiración que el ingenio, la imaginación, la inteligencia, el sentido -ácido o no- del humor, la rotunda veracidad del ser humano libre de hipocresía y, por lo tanto, limpio de toda falsedad, de toda crueldad? Ahí, en esas cuatro manos, dos personas distintas y, al tiempo, muy parecidas se puede decir que reside todo ello. Y tengo la suerte de conocerlos, espero que se reconozcan. Ah, y no es un anuncio de esos empalagosos, al menos, no ésta vez ¿verdad? Cada uno tiene derecho a tener su referente, éstos son los míos.
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