sábado, 2 de mayo de 2009

A no-person


Si los demás, aun los seres más queridos, deciden por uno, si se tiene miedo de contrariarlos, de que no te quieran, de que se alejen de ti, y se hace lo que no se quiere hacer, ¿queda algo de uno mismo, o eres una no-persona? Tan sólo un reflejo de los deseos de los demás. Pero un reflejo que se hunde y no sale a flote, ni como reflejo.

3 comentarios:

C.P. dijo...

No hagas caso de casi nadie y sé tú misma, llena de silencio que no vacío. Ya sabes que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Un beso y otro para el desgenerao que te acompaña.

martello dijo...

A veces las palabras seguras de los demás dan vértigo, porque se carece de esa seguridad, y uno se siente como si lo azotaran de un lado a otro todos los aires, y no se puede mostrar uno como es porque suena ridículo, una no-persona, un sin-sentido; se piensa que se tiene mucho dentro y luego es como si no sirviera para nada, como si lo único que importara es esa seguridad que pretende manejarte, calificarte. Uf, perdón por tanta palabra. Hay días en los que cuesta respirar, literal y figurativamente. Muchas gracias. Tengo un pequeño, muy pequeño, regalo para vosotros.

C.P. dijo...

Hay veces que disfrazamos de seguridad la zozobra propia, como los nómadas que guardan los recuerdos para preservarlos de las represalias. Así que adelante aunque nos cueste, dientes que diría la Pantoja.