lunes, 15 de diciembre de 2008

Perspectiva de lo ridículo desde la ridiculez

Efímeros tinteros


Gaviotas de trapo


somos


nos han cosido al tejado

sus gargantas en sus ojos

escupen, lanzan

de oxidado desprecio

jaras de indiferencia

Entre dientes garabatean

una entre mil muescas

azul cuchilla de madera

y escriben

y mutilan

nuestras plumas timoneras.

Gaviotas de trapo


somos


en sus manos

zurdos carontes

nos cierran las puertas

vanidad sumergida

corriente soterrada de ira

sus bisagras imprimen

nuestros vuelos en el suelo.

Pobres locos

piratas de insomnios


somos


¿Qué son ellos?


A veces se tropieza con una situación que se clasifica como ridícula, unas lágrimas en público, por ejemplo, y se critica y se hace burla de ello, llegando incluso a recordar al que vierte esas lágrimas de la ridiculez del hecho. Sin embargo, tan sabios poseedores de la verdad no dudan en ponerse al servicio de la hipocresía, y disfrazarse de bufones -muy respetada tarea, la del bufón, dentro de la corte medieval- para pedir prebendas, eso sí, dentro del contexto del siglo XXI. Curiosa perspectiva.

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