jueves, 26 de marzo de 2009

Time for dreaming


Talking about hipocrisy makes me feel sad, and even write in an inaccurate, vague way -I am sorry-. So it is better now to turn and dream of a fairy tale, at least for a while, but never forget that things must change.

Hablar de hipocresía provoca tristeza, e incluso hace que se escriba de forma imprecisa, apresurada, siento esto último. Por ello, es mejor ahora acudir a un cuento, pero nunca deberíamos olvidar que las cosas pueden cambiar.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La mayor hipocresía

Siguiendo a mi compañero Lauriño, y con el afán de decir 'ya está bien, por qué van a hablar siempre ellos y no responder', quisiera hablar de la mayor hipocresía de nuestra época, de todas las épocas. Desde la iglesia católica, y no sólo me refiero a su "cúpula", sino a todos aquellos que siguen, que veneran, que apoyan, tal cosa, se nos impone a todos, también a los que no creemos, a los que nos queremos mantener alejados de semejante secta, a los que en un momento dado -y afortunadamente- dijimos que las cosas no son como nos las cuentan, que la inteligencia sirve para otros menesteres, se nos impone la forma en que hemos de vivir, de pensar, y también lo intentan por la fuerza, nos imponen qué hemos de ser, a quién hemos de querer, con quién nos hemos de casar, y para qué hemos de servir -ah sí, somos siervos de la hipocresía. Todo el mundo tiene derecho a expresar sus opiniones, pero de ninguna manera, en esta democracia y, aunque sea un sistema imperfecto -algo habrá que hacer por mejorarlo, y creo que evitar presiones, coacciones, es un buen inicio-, nadie tiene derecho a imponer su opinión por la fuerza. Están anclados en un pasado que, en realidad, ¿cuándo existió? ¿hace cientos de siglos? Qué provechoso invento para la hipocresía, anclarse en un lodazal al que se atrae el poder, el dinero, el prestigio social, todo ello asido y atado con una túnica de colores, con unos trozos de madera, con unas imágenes llorosas. Qué hipocresía tan grande.
Desde la iglesia católica, desde todos aquellos que la apoyan en su misión de imponerse a quienes no opinan igual, se predica que una mujer no es más que un útero al servicio de la comunidad, que no tiene derecho sobre ese hueco en su interior, ningún derecho, porque siempre su papel ha sido callar y curar las heridas como en un cuadro; desde la iglesia católica se nos dice que un hombre ha de querer a una mujer, y una mujer a un hombre, y que la homosexualidad es una enfermedad -en los colegios de esta secta así se predica a los chavales, y el estado no dice nada-. No, el estado que nos gobierna calla y asiente, y el término 'aconfesional' lo guarda en un cajón del que lo saca sólo en tiempo de elecciones para intentar convencer. Pero todos parecemos callar, ver las procesiones de fe por las calles de las ciudades, exaltadas, queriendo imponer su forma de pensar, amenazantes, a todos los que miramos asombrados. Pues, ya está bien. Con todo el respeto, y sin gritar alaridos sectarios, lacrimosos, ya está bien de imposiciones. Es hora ya de quitarnos ese ancla que nos mantiene en el pasado -muy en el pasado-, y de decir que nadie tiene derecho a imponer su forma de pensar.

martes, 24 de marzo de 2009

Solitude

Solitude, against lack of understanding. Nothing to turn to but pictures, without even the real sea. Lonely weird birds. Weird I am.

No son tópicos, no es una visión idílica, de anuncio, del mar, aunque harto repetido, reiterado, se puede sentir la soledad de la incomprensión, aun rodeado de gente. Bichos raros revoloteando las rocas que desgarran el agua, siendo ignorados. A veces es soledad buscada, otras es impuesta.

Sometimes solitude, sometimes loneliness.

lunes, 23 de marzo de 2009

Poesía, poetry and patatas asadas: José Hierro y Lauro

Las patatas asadas en la mesa, mientras se escucha a José Hierro recitar, parece una banalidad, hablar de patatas asadas, mientras suena esa voz, pero no. Es contemplar cómo la poesía se funde con los olores cotidianos, apreciar su sabor a cualquier hora, también a la hora de la comida. ¿Banalidad? De ninguna manera.
Y el olor nos acerca a un barrio de Nueva York, un hombre ha muerto. Las palabras masticadas con las patatas se atoran en la garganta. Y todo se cubre de lágrimas, hasta la salsa.
¿Por qué lloras? ¿Banalidad? ¿Lloras por las patatas que no tragas, lloras por José Hierro y sus palabras, lloras por un gallego muerto en la gran manzana, por qué? ¿Lloras por ti, por no saber lo que eres, por lo que los demás saben, por lo que ignoras, lloras por ser persona, mujer o qué, lloras porque lloras, y te conviertes en otra persona? ¿Por qué lloras mientras escuchas a José Hierro y comes, que no tragas, patatas asadas? ¿Lloras porque quien más quieres te ha traído la palabra del gran poeta cántabro, lloras por tu ignorancia, por qué lloras? ¿Lloras porque escuchas poesía y piensas en ayer y en mañana, cuando el disco no se escuche, por qué lloras? ¿Lloras por ser otra persona, la que creen que eres o por no serlo, por ser, por llorar, por lo que dicen los que no son José Hierro, por qué lloras si ahora lo escuchas a él, mientras estás al lado de otro poeta, que te ha descubierto la voz que canta una necrológica, que huele a salitre, que huele a otro olor muy distinto a patatas asadas, pero también a ellas? ¿Banalidad, egoísmo por ser quien llora? Recita poeta ¿cuál de los dos? ambos. Se han atragantado las patatas, pero cuánto alimento, mientras lloras. Llora la palabra. Porque vive en la voz de esos poetas que recitan mientras huele a patatas asadas y tu lloras porque no sabes lo que eres, si eres lo que otros quieren o eres tú, y quisieras ser tan sólo palabra muda, callada, porque crees que no te entienden, ni te valoran -¿qué hay que valorar? serás vanidad-, porque no eres lo que ellos quieren, madre, mujer callada, cariñosa y dispuesta a compartir horas, tardes, días, excursiones, comidas, palabra, lloras porque quieres ser lo que ellos quieren pero no puedes, porque deseas ser útero yermo, mujer que habla, persona que decide calladamente, muda, pero decide, sin molestar, sin herir, con todo el cariño de la palabra callada. Recita José Hierro, recita tú también, mi poeta que me pasa las patatas, asadas, y me trae la voz de Hierro. Lloro porque os tengo al lado, mientras las patatas se instalan en la garganta. ¿No es suficiente llorar mientras escuchas poesía o ves un video de fotografías preciosas para ser persona, no es suficiente con eso, has de ser mujer, útero, persona que no llora y habla o calla, pero no llora? ¿Por qué has de ser otra cosa y no ser quien llora mientras escucha a José Hierro, come patatas asadas que le pasa otro poeta, y llora?

viernes, 20 de marzo de 2009

Neil's boat

There it is a dream, Neil's dream. But, now, for just this tiny second, my dream, a boat to surf imagination, a boat to be here while flying far away, a boat to be free, however clichéd it may seem. Free from hipocrisy. Not just a dream.

Sí, ahí está el sueño, su sueño, el de Neil. Pero por un diminuto segundo, mi propio sueño, el de navegar la imaginación, en un barco, y, aunque estereotipado, ser por un instante libre. Pero libre de la hipocresía. ¿Es tan sólo un sueño? No, por un diminuto segundo hay seguridad en la afirmación. No sólo un sueño.

sábado, 7 de marzo de 2009

Towards the spire

Después de ver una gran película -en este caso Gran Torino-, de leer una página de un libro, estoy leyendo a Lauriño, de escuchar a alguien con sentido, después de leer un buen artículo, de escuchar una idea -la de nombrar a Dublín ciudad literaria, que ya lo es, pero otorgarle el título-, las piernas empiezan a moverse, al ritmo de las ideas recebadas, y unas y otras caminan hacia el Spire, y ven el mundo a través de un cristal, el de la ventana de un autobús urbano, una mañana de sábado que anticipa lluvia, pero qué importa la lluvia si vuelven las ganas de avanzar -y eso que se puede tropezar al bajarse del autobús de dos pisos y darse de bruces con la realidad-calle, avanzar towards the spire, y agradecer que Casimiro Palacios te diga, "un paso hacia atrás, eso nunca". El cemento está forjado, claro, pero después de todo aquello, se piensa que siempre hay tiritas. Esperemos que sean suficientes las de una caja. Ah, ver el cemento de cerca hace ver más alto el spire, ese aguijón en el cielo, en cualquier cielo, pero en el de Dublín.