sábado, 18 de febrero de 2012

La ventana

Ese árbol vestido de caídas hojas que se intuye entre los apuntes y la estantería de imágenes, ese árbol que nunca duerme y que preside la sala, ese árbol que se intuye pero que deja su presencia muy dentro, entre cada línea que busca la luz de la mirada, ese árbol que se agita por el frío de febrero y que arropa el ánimo de quien busca niñez en cada hoja rescatada al pasado de pupitres que es presente, siempre, como árbol que deja caer su palabra sobre los desayunos de inviernos cubiertos de una helada capa de proyectadas sobre el cristal letras. Ese árbol, niñez recuperada.

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