domingo, 22 de febrero de 2015

Esencia


De las cosas. Esencia. Del objetivo. La tranquilidad. Susurra la lente muda, se busca el murmullo del balance de las olas rotas al llegar. Inunda de pulgadas de color la arena, que no llega al visor. De la esencia, las cosas.

sábado, 21 de febrero de 2015

Teoría de lo práctico


La poesía no es práctica. Escribir poesía y sobre poesía, aunque sea un trabajo de doctorado o precisamente por ser eso. No son prácticas las palabras cuando buscan algo más que una recompensa pecunaria. No son prácticos los gallos que tan sólo viven acompañándonos, mientras los vemos guiar o tan sólo caminar junto a las gallinas. No es práctico dedicar una tarde de sábado a una tarta de zanahoria -que apenas probarás-, a un escrito como éste, a revisar artículos que hagan mejorar en el trabajo, intentar escribir otro escrito que verse sobre eso, sobre poesía, no sobre gallos ni pasteles de zanahoria, sobre lo que ves cada día, sobre otro trabajo, sobre otros artículos que has leído y te quedan por leer, sobre errores y estadísticas, sobre aciertos que se esperan por llegar. Nada es práctico. No es práctico un trabajo que no parece trabajo, pero que ocupa una jornada a tiempo completo y un poco más, no hay nómina escrita, ni título que se pueda poner en un perfil de red social. Es práctico, muy práctico, socializar, hablar y no decir, socializar, y pertenecer a un grupo -¿el de los nuestros? Por supuesto, ése-, y volver a socializar y hablar y no decir, y ante todo callar, callar, y dejar que el ruido fluya, socializar, fluya como el vino, mientras fermenta. Es práctico pertenecer -¿a qué?-, pertenecer a una red social no escrita, sino oral. Es muy práctica la sonrisa -falsa-, y seguir el hilo de una conversación repetida, invisible, y muy sonora. No es práctico vivir y no crear un perfil social más. Es práctico dejar que vea la luz otro título más, social. No es práctica la soledad. Agruparse, sonreír, recordar el significado de la hipocresía, crear una tarjeta de visita más, fichar -por qué-, socializar y volver a sonreír. No es práctico estudiar cuando se pasa de los cuarenta, tan sólo por estudiar, y mientras no se tiene un trabajo que pueda rellenar una tarjeta de visita o un pequeño título de perfil social. Dicen que no es práctico vivir si no se es práctico. ¿Se sentirá el gallo vacío por no poner huevos, por refugiarse de la lluvia tan sólo? No es práctico llorar, y si es en público lo no práctico se torna ridículo, no es social. Dicen que no es práctico ser -¿qué?-, ¿acaso un renglón más, de tarde de sábado, de otro papel sin práctica más? Punto por punto se podría contestar, esta sonrisa que no es sonrisa, esta lágrima que es ridícula, este fragmento de tiempo que no se convierte en dinero. Pero para quien contestara, no sería práctico.

domingo, 15 de febrero de 2015

February


Febrero, y llueven las palabras. Mudas, ensordecidas. No quedan lágrimas, tan sólo gotas de lluvia. Sobre los cristales, y, mientras, los libros, las notas, y copias, esperan. Las ideas se han quedado en otro segundo mes del año, de otro año. Atrás. ¿Dónde estáis? Llueve, tan sólo gotas de nube. Se han resecado las líneas, se han vaciado, de futuro. ¿Dónde quedasteis? Que no acudís es consabido a un día de invierno. Vacío dentro. Amargas palabras, que no llueven dentro. Febrero, y no acuden las palabras a llenar aquellos renglones de futuro.

domingo, 25 de enero de 2015

Snow


Nieve
No miramos alrededor, porque éramos parte de ello. Parte del silencio de una hoja lista para ser recorrida por nuestros pies. Invadida, como invadido el silencio por espejos espías. Kafkiano deseo de volvernos insectos fundidos en blanco.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Weird


Raros
Cinco de la mañana, y el sueño ya es cosa de ayer. A pesar de que el trabajo hecho parece pasar invisible por entre los pupitres que ni siquiera son pupitres sino mesas de oficina, vuelvo a ello, me gusta, pero eso no implica menos esfuerzo ¿a quién le importa? No son los ojos los únicos abiertos por aquí. Iko ha tardado medio segundo en seguirme. Cuida la cafetera de cerca. Mientras el ordenador despierta también a su vida de máquina, las carpetas a un lado, el estuche, que no es el de estudiante de primaria, ni de aquel BUP, tampoco de facultad, es otro más, heredero de aquéllos. Dejo la taza a un lado tras un segundo café, y aquí está él. Se sienta detrás del ordenador, es el primer paso de su rutina. Unos pasos más. Acomodado en mis rodillas. Lo cubro con una manta, como si su capa protectora contra el frío no fuera suficiente. Ilusos humanos. Ahí está, acurrucado, ronroneando a las caricias. No le importan las rarezas de las rodillas, no le importan las apariencias, ni los estereotipos ¿qué son esas cosas? Le importan las caricias, conoce mis manos, no son raras. Apreciaría si supiera qué son las horas de estudio, las horas de trabajo, el que detrás de la timidez hosca se esconda un humano que puede hacer o dejar de hacer lo que dictan las reglas no escritas de la rutina social, que pueda ser o no ser un animal social, pero que lo único que quiere ser, como él también, es un raro que decide meterse en una caja a dar clase o llenar la mesa de trabajo, pero lo decide él. No la normalidad de los demás.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Sunrise


Amanecer
Soy distinto del ayer, lo seré del mañana, pero soy. Mitad sombras, y mitad luz, como cada principio del día. Pero soy. Una hoja en blanco, un proyecto de fotografía, un ejercicio de cotidiana gramática. Pero soy, nubes y claros sobre un invisible entramado de pentagrama mudo. Y, aún así me rechazas, porque simplemente soy, y no soy lo que quieres, ni lo que escribes como normalidad y costumbre, porque no soy como han perfilado tus ojos cerrados a la apertura de otro día, diferente. Pero soy. No quieres mis nubes, ni mis claros y sombras, porque no las has pintado tú con tu mano ciega a otro amanecer que se pose sin querer ser cotidianidad deliniada en el vacío, en la ceguera, en la tiranía de la más vacua de las fecundidades. Pero soy, a tu pesar. Soy. Amanezco cada día.